Esto repercute a su vez en las experiencias de vida y la salud de los trabajadores. La percepción y el sentido que le dan a desempeñar una labor que les aporte un bienestar existencial, produce que los trabajadores encuentren el sentido a la vida y a su existencia, desarrollando capacidades para superar y manejar obstáculos y adversidades. Por ello, desarrollar la espiritualidad en el lugar de trabajo supone un gran efecto sobre la vida de los trabajadores y además interviene directamente en el crecimiento y desarrollo de las organizaciones empresariales.
La espiritualidad está cada vez más integrada en el contexto laboral, resultando una experiencia multidimensional y trascendental en la que los trabajadores sienten la necesidad de conectar consigo mismos y con el resto de la comunidad a través de la ejecución de su trabajo, desarrollando percepciones, emociones y sentimientos positivos que se proyectan directamente en el ambiente laboral.