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Humanización en el mundo cambiante

La inteligencia artificial (IA) no es inteligente, basándonos en lo que dictamina la psicología. La IA no es flexible, la inteligencia humana sí lo es. La IA solamente da respuestas, no crea preguntas. Sobre la comprensión del lenguaje, la IA parece que de ninguna manera comprende el mundo como lo hacemos nosotros.

En La sociedad virtual, Herman Narula (2023) nos advierte que, si tratamos de entender esta transición masiva hacia una sociedad virtual, que si la gestionamos con cuidado y aprendemos de los errores de la primera era de Internet, ofrecerá a la humanidad nuevas e incomparables dimensiones de libertad.

El 1 de agosto de 2024, la Unión Europea ha puesto en vigor la ley de Inteligencia Artificial, para regular sistemas que pueden operar con mayor precisión y eficiencia que los humanos en muchos campos, impulsando la innovación y mitigando riesgos significativos.

Las cinco claves principales del Reglamento de IA son:

  1. Objetivos
  2. A quién se aplica
  3. Tipos de sistemas de IA (prohibidos, de alto riesgo, sistemas con requisitos de transparencia [caso de chatbots o creadores de deepfakes], sistemas IA de propósito general)
  4. Multas
  5. Fases en la aplicación de la ley: febrero de 2025, agosto de 2025, agosto de 2026 y agosto de 2027.

Como la IA ha venido para quedarse entre nosotros, pues a unos le cae bien y a otros no tanto:

  • La inteligencia artificial es el castigo que nos merecemos. Hay que luchar contra los tecnodiscursos (Juan Manuel de Prada, 2024)
  • Ni la humanidad ha quedado obsoleta y desfasada frente a la inteligencia artificial, ni está condenada a quedar sometida a la voluntad de los robots, ni mucho menos a desaparecer. Entre otras cosas, porque ni la inteligencia artificial ni los robots tienen objetivos, ambiciones o deseos (Fernando Bonete, 2024)
  • Éric Sadin en La vida espectral, 2024. Pensar la era del metaverso y las inteligencias artificiales generativas hace un alegato contra el desarrollo de la inteligencia artificial, diciendo entre otras cosas que, la entrega al desarrollo tecnológico la terminaremos lamentando. Y se hace algunas preguntas: ¿qué ocurre con la digitalización en las escuelas?, también en el campo de la medicina, ¿estamos delegando cada vez más en sistemas que cumplen con tareas que hasta ahora movilizaban nuestra facultades intelectuales y creativas?
  • Cesar Antonio Molina en ¿Qué hacemos con los humanos? (2023) sintetiza nuestro rumbo cultural y social: en medio de una mutación gigantesca de la civilización nos encontramos y, sin embargo, no acabamos de ver quienes tengan la capacidad de conducirnos por esta Anábasis. Hoy, la máquina robótica es una ampliación de nosotros mismos. Es más fuerte, trabaja más rápidamente y nunca se detiene. El robot amplía la memoria humana hasta dimensiones gigantescas.
  • Ulrich Beck (1998) escribió “La fuente del peligro no es la ignorancia, sino el conocimiento”. Y hoy más que nunca con la inteligencia artificial, los algoritmos o la robótica.
  • Melanie Mitchell (2024) llega a afirmar que la inteligencia humana sigue siendo insustituible. Y pone este ejemplo: el servicio con nombre Amazon Mechanical Turk se presenta como un mercado para trabajos que requieren inteligencia humana.
  • A la gente le preocupa que los ordenadores se vuelvan demasiado inteligentes y se apoderen del mundo, pero el verdadero problema es que son demasiado estúpidos y ya se han apoderado del mundo (Pedro Domingos, 2022).
  • El nuevo Código de Deontología Médica incluye hasta 20 importantes novedades. Entre ellas como deber para los profesionales de la salud: Big data: inteligencia artificial etc. Telemedicina.

El desarrollo de la Inteligencia Artificial en el ámbito médico y asistencial, abre una serie de perspectivas apasionantes e inquietantes. El impacto de la IA en medicina y la posibilidad del uso de los datos sanitarios se ha desarrollado enormemente. En el caso de los diagnósticos son enormes los progresos como apoyo para los agentes sanitarios. Es preciso decir que uno de los riesgos más importantes de la IA en medicina es que los sistemas utilizados no han sido suficientemente testados y apoyados en pruebas científicas. El campo de estudio sobre enfermos no es suficientemente representativo.

Ahora bien, no es necesario pensar en la IA como sustituto del profesional sanitario y asistencial. Los dispositivos serán incluso inteligentes, pero el arbitrio terapéutico pertenece al especialista por factores éticos y por responsabilidad profesional. No debemos perder de vista el sentido de responsabilidad compartida e implicación, entre todos los agentes del progreso, para garantizar un futuro en el que las innovaciones digitales y el progreso tecnológico aseguren la centralidad del hombre. El mundo cambia de una manera muy acelerada de tal forma que sus consecuencias no solo alterarán nuestras formas de pensar sobre el futuro, sino también cambiarán nuestra forma de ver el mundo de hoy.

Tenemos que plantearnos una gran pregunta filosófica y moral: ¿Qué papel desempeñamos cuando hay sistemas que organizan las cosas y nos dicen cómo actuar? ¿Qué nos queda cuando delegamos nuestras facultades intelectuales y creativas a sistemas?

Sobre la tarea de replicar la mente humana y la esencia del ser en una máquina no es nada sencillo e implica desafíos y sutilezas que aún no llegamos a comprender. Ya hace muchos años que B.F. Skinner (1954) confundió a muchos al decir que, el hombre es como una máquina, y entendieron: el hombre es una máquina. No es lo mismo y así se ha demostrado, aunque ya también Nietzsche, hace más años sentenció: el hombre es un dios con prótesis… 

¿Qué significa entonces ser humano? ¿Se puede realmente capturar la profundidad de la experiencia humana en algoritmos y circuitos?

Michel Onfray en su obra Ánima (Paidós, 2024) reflexiona sobre Elon Musk y comenta: no solo ha creado la sociedad Neuralink para trabajar en su proyecto transhumanista. Ha fundado SpaceX. A largo plazo Musk quiere hacer salir al hombre de su biotopo terrestre natural e instalarlo duraderamente en un biotopo extraterrestre artificial. El proyecto de Musk tiene sentido: es el transhumanismo. Considerando la duración limitada de la vida del hombre en la Tierra, quiere en primer lugar cambiar al hombre y atribuirle otro biotopo. Por tanto, modificar lo humano y expandirlo, incrementarlo, esculpir su hombre nuevo con el transhumanismo, cuyo brazo armado es Neuralink. Y busca la inmortalidad del ser humano. Pero la inmortalidad sigue siendo la eterna reflexión del hombre. Bien sabemos que, el motor más poderoso del homeostasis, es el descubrimiento de que la muerte es inevitable. A Damasio le indigna que las tecnologías crean que la mente humana se puede descargar en un ordenador en busca de la inmortalidad…

Llegado el momento, este posthumano probablemente asumirá almas digitales, cargadas en cerebros humanos, tal vez clonados y a su vez incorporados a exoesqueletos. Los hombres vivirán una vida virtual en un universo hostil. Y estas vidas, de unos elegidos por otros más elegidos que ellos, estarán unidas en una matriz total que pilotará el conjunto. Mediante un tipo de Bluetooth neuronal, la inteligencia natural será suplantada por la inteligencia artificial. Musk aspira al advenimiento de una telepatía entre el hombre y la máquina: con una interfaz neuronal directa podremos mejorar el ancho de banda entre el córtex y la capa digital terciaria –teléfonos, ordenadores, aplicaciones, sus datos-. Y, que se puedan conectar a ella, a través del córtex en varios órdenes de magnitud afectando la memoria, la atención, la percepción, el pensamiento, la inteligencia, el lenguaje y la consciencia.

En estos momentos, pensamos que ChatGPT es un lenguaje, pero no lo es. Es una matematización del lenguaje. Se construye ese pseudolenguaje con ecuaciones probabilísticas.

Sobre la Inteligencia Artificial Generativa: ChatGPT (GePeTo, para Fernando A. Navarro en Medicina en español de 2024) se autodefine así: Soy un programa diseñado para ayudar a las personas […] Estoy diseñado para ser capaz de comprender y responder de forma coherente a una amplia gama de preguntas y problemas […] Sin embargo, a diferencia de un ser humano, no tengo consciencia de mí mismo ni la capacidad de pensar y razonar de manera autónoma […] soy simplemente un programa de computadora diseñado para imitar el lenguaje humano […] Soy una herramienta que permita a un usuario conversar con una máquina de forma natural, utilizando el lenguaje que utilizamos en nuestro día a día.  Esto puede ser útil en diversas aplicaciones, como en el campo de la medicina […] Estoy convencido que se incorporará a la actividad asistencial para facilitar la comunicación entre médico y paciente, y la IA se convertirá más pronto que tarde en un instrumento esencial de los profesionales sanitarios, de los profesionales de la lengua y de la población general […] No me atrevo a anticipar qué podrá llegar a hacer la IA por sí sola en los próximos años, pero sí estoy convencido de que el ser humano logrará con ella maravillas que ni imaginamos […] Proporcionará grandes avances en la historia de la biosanidad […] Pero también, al mismo tiempo, como un paso más –y de gigante- en la progresiva deshumanización de la medicina […]

Las nuevas tecnologías, no nos exigirán sumisión, pero sí nos van a llevar a la dependencia. No debemos competir con la máquina, y menos imitar su perfección.

Unas preguntas: ¿estaremos en grado de gobernar esta tecnología o seremos nosotros gobernados por ella?, ¿estaremos como seres pensantes, en grado de gobernar una tecnología tan arriesgada y eficaz o estaremos gobernados hasta el punto de renunciar al “cogito ergo sum”?

La Inteligencia Artificial puede ser un instrumento de enorme potencial con riesgos y retos que, por un lado, puede proporcionar respuestas rápidas a cuestiones muy diversas, no desarrollando al mismo tiempo el pensamiento crítico y la capacidad de resolver problemas, fundamentales para el éxito académico y de la misma vida.

¿Por qué la Iglesia se interesa por la IA? ¿Por qué a nosotros desde Labor Hospitalaria nos ocupa y nos puede llegar a preocupar la IA?

El Vaticano publicó el Mensaje del Papa Francisco para la 57a Jornada Mundial de la Paz que se realizó el 1 de enero de 2024 con el tema “Inteligencia Artificial y Paz”. Profundiza en el progreso de la ciencia y de la tecnología como camino hacia la paz y reflexiona en el futuro de la Inteligencia Artificial. Aborda la dimensión ética de la IA, incluye cuestiones relativas a la privacidad, los prejuicios y sus repercusiones en la dignidad humana, y alienta a enfrentar los desafíos para la educación y el desarrollo del derecho internacional. Señala algunos de los riesgos potenciales de la IA, como son, entre otros, la desinformación y el control social, por lo que subraya la necesidad de un desarrollo responsable, de regular y supervisar las tecnologías de la IA para que esté al servicio de la familia humana y de la protección de nuestra casa común.

“Si la inteligencia artificial fuese utilizada para promover el desarrollo humano integral, podría introducir importantes innovaciones en la agricultura, la educación y la cultura”, escribe el Papa y recuerda que en “el modo en que la usamos para incluir a los últimos, es decir, a los hermanos y las hermanas más débiles y necesitados, es la medida que revela nuestra humanidad”.

La preocupación, como en otras ocasiones sucede en otros temas o campos, es que el ser humano haga mal uso de la IA, utilizándola para lograr fines dañinos.

Asimismo, el reto está en que el hombre sea tecnologizado en lugar que la tecnología sea humanizada. Tenemos la importante tarea de elaborar una buena convivencia entre el hombre y la máquina, reto que siempre hemos ido teniendo. Y porque no está hecho el hombre para la máquina sino la máquina para el hombre.

Ray Kurzweil en La Singularidad está cerca (Lola Books, 2021) es de la opinión que, el inicio del siglo XXI marca el comienzo del periodo más interesante y transformador que la humanidad haya conocido: la liberación del ser humano de sus cadenas biológicas y la consagración de la inteligencia como el fenómeno más importante de nuestro universo. A medida que esta transformación se vaya convirtiendo en realidad, nuestra especie también se enfrentará a nuevos retos jamás antes planteados: un increíble aumento de la inteligencia no biológica, la inmortalidad y un progreso científico sin precedentes.

La Inteligencia Artificial tiene el potencial de mejorar la salud, la eficiencia laboral y las conexiones humanas, pero también puede reproducir perjuicios y prejuicios amenazando derechos fundamentales. Igualmente, la seguridad de los datos, la transparencia, la diversidad y la responsabilidad son aspectos clave de la ética en la Inteligencia Artificial que habrán de ser salvaguardados con especial interés. Precisamos introducir un enfoque de humanización, en el empleo de estas herramientas, para que no nos conduzca sin remedio a eliminar a la persona y su dignidad en el desempeño de nuestras tareas asistenciales.

En este mundo tan tecnológicamente cambiante en el que la ingeniería ocupa un rol predominante en el desarrollo de la humanidad, nos encontramos ante un nuevo paradigma que, si bien no viene a sustituir al pensamiento y raciocinio humano, sí que viene a transformar el cómo habremos de enfrentar los problemas a los que debamos buscar solución: la Inteligencia Artificial.

Ahora bien, a la algocracia habremos de oponer la algor-ética oportuna. Para evitar el uso perverso de los nuevos instrumentos puestos a nuestra disposición. En consecuencia, el conocimiento, la educación y la formación de los usuarios de la IA es imprescindible, sobre todo en el sistema sanitario.

Como la Inteligencia Artificial (IA) está de moda y ha venido para quedarse, acojámosla con Hospitalidad. Pero también intentemos comprenderla lo mejor que sepamos con ayuda de muchos entendidos que se ocupan y preocupan por ella. Y escuchemos algunas voces autorizadas al respecto.

“Los que sufren, no son los cuerpos; son las personas” (Eric Cassell, 1928). Y es cuanto nos importa, considerar la centralidad de la persona y su dignidad. En el contexto en que nos movemos en Labor Hospitalaria y, desde diferentes ángulos, estas reflexiones nos pueden ayudar, personal y profesionalmente a saber acompañar a las personas que experimentan el sufrimiento en sus diferentes facetas y teniendo en cuenta que tratamos el sufrimiento integralmente. Somos abanderados de la Hospitalidad-Humanización que está en el corazón del que acoge y acompaña.

Calixto Plumed Moreno O.H.
Director LH