Septiembre, octubre, noviembre y diciembre – 03 | 2019
La fe nos asegura que el Reino de Dios está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias.
Los autores exponen qué es el síndrome del “burnout” o síndrome del estrés por el trabajo en el ámbito de los profesionales de la salud aunque se manifiesta en todos aquellas profesiones que se caracterizan por el servicio a los demás, las llamadas profesiones de servicio.
A la hora de buscar en la teología bíblica algunas claves que permitan vivir sanamente la vulnerabilidad, el itinerario vital del profeta Jeremías representa un icono luminoso que permite descubrir cómo de una existencia, en apariencia sombría envuelta en conflictos, puede surgir una fuerza luminosa de humanización.
La vulnerabilidad, como realidad que da que pensar, ha entrado en las ciencias sociales con una fuerza extraordinaria en los últimos años.
En el presente artículo se trata una tercera dimensión de la vulnerabilidad implícita a las dimensiones antropológica y social, la dimensión ética. En la ética confluyen todas las dimensiones de la vulnerabilidad fundidas en una realidad humana universal y decisiva en la fundamentación y en la aplicación práctica de la bioética.
El sociólogo Gilles Liporetsky (1986) sostiene que cuanto más la ciudad desarrolla posibilidades de encuentro, más solo se sienten los individuos y afirma que a mayor desarrollo tecnológico en una sociedad, más síntomas presenta de individualismo, de narcisismo y… soledad.
El fenómeno del envejecimiento es sin duda un logro social, cada vez más personas alcanzan edades avanzadas en mejores condiciones. La mayor proporción de personas mayores dibuja una sociedad con una riqueza espiritual nueva. Pero han surgido nuevos retos, cambios en la composición de los hogares y problemas por el impacto de la crisis económica actual.
El tema del lugar y de la importancia que tiene la pastoral a favor de las personas con discapacidad, es muy amplio y complejo en el ministerio de la Iglesia. Por consiguiente, requeriría un espacio mucho más grande de lo que pueda disponer en esta circunstancia, pero seguramente también de una nutrida multiplicidad de competencias.