El sufrimiento es una cuestión vital e inquietante para la existencia humana por la convulsión que produce en la persona, respecto de sí misma, de los otros y, si cabe, en la esfera transcendental.
Los días 6 y 7 de abril, los diferentes centros de formación de la Orden de Austria, Alemania, Italia y España, representados por Hermanos, profesores, personal de administración y estudiantes se reunieron en Granada para presentar y debatir el Modelo de formación de humanización de la asistencia y el acompañamiento, que se estuvo debatiendo y preparando durante los dos años anteriores al Encuentro.
Un buen morir, entendido como el proceso humano de cerrar una biografía, requiere la satisfacción de necesidades emocionales y espirituales específicas para evitar, o al menos aliviar, el sufrimiento.
El autor nos aclara los términos fragilidad y vulnerabilidad para sentar las bases sobre acompañar a ancianos enfermos y pacientes con demencias. La persona que acompaña debe tener unas virtudes que van desde la escucha a la atención pasando por la paciencia, respetando siempre la capacidad de autodeterminación de la persona acompañada o acompañándola en una toma de decisiones.
La expresión “no tengáis miedo” resuena muchas veces en labios de Jesús y en la voz de los profetas. El valor de la locución no se agota en el plano de la seguridad psicológica, sino que abraza la perspectiva teológica. Aguzando el sentido catequético, constituye la invitación que el Señor dirige al ser humano para que busque el sentido de su vida en el designo divino. A lo largo del artículo, perfilaremos el significado teológico de la exclamación “¡no tengáis miedo!”.