A lo largo de la Biblia, Dios siempre se ha mostrado reticente a ser encorsetado en un espacio determinado (2 S 7: 4-7), de hecho, una constante de los primeros cristianos fue la afirmación “Dios no habita en templos fabricados por manos humanas”.
A lo largo de la Biblia, Dios siempre se ha mostrado reticente a ser encorsetado en un espacio determinado (2 S 7: 4-7), de hecho, una constante de los primeros cristianos fue la afirmación “Dios no habita en templos fabricados por manos humanas”.