El autor pretende transmitir en este artículo que el individualismo – a diferencia del egoísmo ético – no es un pecado sino un error antropológico. El individualismo es un juicio erróneo que anida en la mente más que en el corazón.
La relación entre el personal asistencial y el paciente constituye la vía por la cual se dispensa el tratamiento y se logra la curación del enfermo. Sin embargo, no se puede concebir ni tratamiento ni curación sin hacer referencia al proceso de interrelación personal desde un enfoque integral.