El artículo presenta tres hitos que ilustran el concepto de fraternidad a lo largo de la Biblia: la humanidad hermanada en dignidad, el pueblo de Israel como un pueblo de hermanos y la nueva fraternidad inaugurada por Jesús de Nazaret.
Cuando la enfermedad se presenta sin llamar a nuestra puerta o a la de nuestros seres queridos, nos sentimos, a la vez, desamparados y vinculados de una manera nue va y aún más profunda. La enfermedad, aunque cierra muchas posibilidades, abre ciertos espa cios en los cuales es posible “sentir y gustar in ternamente” que somos hermanas y hermanos. La enfermedad, paradójicamente, puede vivirse como espacio de fraternidad.
En este tiempo de pandemia, dice el Hno. Jesús, que la misión samaritana de la Iglesia se hace más evidente, delante de tanto sufrimiento, dolor, soledad e incertidumbre.