Hace treinta años, san Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.
La vulnerabilidad, como realidad que da que pensar, ha entrado en las ciencias sociales con una fuerza extraordinaria en los últimos años.
El tema del lugar y de la importancia que tiene la pastoral a favor de las personas con discapacidad, es muy amplio y complejo en el ministerio de la Iglesia. Por consiguiente, requeriría un espacio mucho más grande de lo que pueda disponer en esta circunstancia, pero seguramente también de una nutrida multiplicidad de competencias.
Refl exionar sobre la identidad y el sentido de pertenencia del voluntariado requiere estar atentos a los posibles disfraces de la auténtica solidaridad, a las posibles falsas motivaciones en la promoción del mismo, a la posible búsqueda de otros objetivos y sentimientos que no se corresponde a la realidad de la actuación voluntaria y generosa de pensar y ayudar al otro.
La formación de los agentes que intervienen en el ámbito de la Pastoral de la salud ha sido una preocupación constante por parte de las instituciones y organismos de la Iglesia. En este ámbito es necesario acudir a una formación sistemática para mejorar la calidad y eficacia de los sistemas de formación, facilitar el acceso a esos sistemas de educación y formación y abrirlos a las necesidades de la Iglesia, las personas enfermas y la sociedad en un mundo más amplio y global.
El autor expone un resumen de experiencias personales como Delegado Episcopal de Pas-toral de la Salud durante los 31 años en los que realizó este cometido y, más en concreto, las vividas a partir de sus encuentros sucesivos con diversos tipos de voluntarios pastora-les.
¿Qué puede aportar un agente de Cáritas como yo en un foro de Delegados de Pastoral de la salud? En las Jornadas de Delegados diocesanos de Pastoral de la salud hubo reflexión abundante sobre el voluntariado específico de Pastoral de la salud: herramientas habilidades, espiritualidad, formación del voluntariado, etc. Tan solo pretendo presentar alguna reflexión hecha desde el mundo de lo social, tan cercano y tan lejano del mundo de la Pastoral de la salud.
El don de la vida humana es uno de los valores mayores de la humanidad. Este bien tiene su concreción en el amor fecundo del matrimonio. La transmisión de la vida humana no es una acción exclusivamente técnica y científica: es una obra de humanidad. Ahora bien, la ciencia y la técnica médicas son saludadas con gozo cuando ayudan a la especie humana en la tarea de la reproducción.
Si todo creyente está implicado en el cuidado y atención al necesitado de ayuda, en cualquier momento de su vida, cuánto más al que se encuentra en un estado de vulnerabilidad, propia de la vivencia de una vida que se apaga. La atención al enfermo ha de ser integral, porque las personas somos una realidad unitaria.
El obispo responsable de la Pastoral de la Salud, Mons. Jesús Fernández, expone en su ponencia su satisfacción por cómo surgen en todo el mundo iniciativas promoviendo la justicia ambiental, la solicitud hacia los pobres y el compromiso responsable de la sociedad.