Para poder hablar del acompañamiento pastoral hay que partir del significado mismo de la denominación “pastoral de la salud” tan acertadamente designada, ya que el objetivo de dicho acompañamiento es procurar la salud en la enfermedad, no sólo en el enfermo, sino en la familia y en el mismo agente de pastoral.
Un buen morir, entendido como el proceso humano de cerrar una biografía, requiere la satisfacción de necesidades emocionales y espirituales específicas para evitar, o al menos aliviar, el sufrimiento.
La puerta de entrada de esta reflexión es la Fe, en medio de las jornadas para delegados para la Pastoral de la Salud y del Año de la Fe, no podemos si no que plantearnos ¿qué motivaciones necesitamos alimentar?; ¿qué estructuras hemos de fortalecer, mejorar o cambiar?; ¿qué métodos de trabajo necesitamos incorporar, para ofrecer una respuesta más evangélica a los afligidos por la enfermedad y a los conflictos en el campo de la salud, en el momento actual?