Amador Fernández Fernández O.H.
Superior Provincial de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Madrid
En este lugar tan profundamente significativo para nuestra Orden por su valor simbólico, histórico y sobre todo espiritual, después de asumir este servicio a la Orden en España quisiera con mis primeras palabras traer a la memoria a san Juan de Dios, cuya vida es modelo para la consagración de los Hermanos e inspira también la vocación a la Hospitalidad de los Colaboradores. Los que hoy formamos su familia en España ponemos bajo su protección este proyecto “San Juan de Dios España”, que entra a partir de hoy en nueva etapa.
Confiar en Jesucristo, que lo provee todo, es seguramente la mejor actitud espiritual para seguir avanzando en la Hospitalidad que nos une. La incertidumbre y el riesgo forman parte de todo proyecto humano.
Pero la confianza en el Señor, en humilde acogida de su voluntad, en diálogo fraterno, en discernimiento, nos ofrece el mejor espacio para no ceder al temor, para no caer en el desaliento, para no dejarnos paralizar por la magnitud de la tarea: Jesucristo es fiel y durable, lo provee todo, y este es nuestro principal apoyo.
Con esta Asamblea, la Orden en España avanza significativamente hacia una nueva configuración jurídica y recibe también un modelo de gobierno unificado en este período de transición. Y todo ello, con el objetivo de que la Provincia San Juan de Dios de España, creada y configurada en el marco normativo de la Orden y de la Iglesia, pueda desarrollarse plenamente, permitiendo ampliar la comunidad carismática a la que hasta el presente hemos estado vinculados los Hermanos y los Colaboradores.
Es evidente que no solo se trata de estructuras organizativas y de gobierno, sino que tiene implicaciones más profundas para cuantos integramos la Familia de san Juan de Dios en España. Esta etapa que iniciamos está precedida de un trabajo intenso, y el camino que queda por recorrer debemos verlo en continuidad con este proceso en el que, abordando las cuestiones fundamentales de nuestra identidad, valores, modo de organizarnos y gobernarnos, hemos podido avanzar hacia una mayor coordinación y comunión.
En este proyecto todos somos necesarios, cada Hermano y Colaborador de la Orden en España tiene la posibilidad de aportar sus conocimientos, su experiencia, su testimonio de vida. Y sólo será posible avanzar si realmente nos sentimos parte activa de esta nueva realidad, de la Provincia que estamos construyendo, de este proyecto compartido que nos compromete e ilusiona.
En esta nueva etapa, como lo ha sido en las etapas precedentes del proceso, la serenidad y la prudencia, el diálogo y el respeto, la transparencia y la lealtad, serán actitudes fundamentales para seguir avanzando. Deseamos que todos se puedan integrar sin tensiones innecesarias, sin forzar una uniformidad limitante. Esta tarea nos convierte a todos en “constructores” de una nueva realidad, pero partiendo de una rica historia y de un presente lleno de dinamismo. Nada de lo mejor debe perderse.
Los que formamos el gobierno nombrado por el Superior General, al que deseo agradecer la confianza depositada en nosotros, estaremos al servicio de este proyecto, y por tanto a vuestro servicio. Y al servicio, sobre todo, de las personas que en nuestros Centros deben ocupar siempre el lugar central de atención y desvelos, en sintonía con lo que aprendemos del mejor maestro en la escuela de la Hospitalidad, nuestro Fundador y Patrono, Juan de Dios.
A partir de este momento, las propuestas presentadas por los diferentes grupos de trabajo, que hemos tenido ocasión de acoger en esta misma Asamblea, serán una valiosa hoja de ruta para la tarea de dar forma progresivamente a la Provincia y a las Unidades de Gestión. Gracias a todos y a todas por vuestra participación y por haber “construido Provincia”, comunidad de misión, aún antes de que la formalidad jurídico-canónica lo reconociese. Este camino, como es obvio, debe continuar en esta etapa de transición y ya con la Provincia constituida.
Somos bien conscientes del contexto en el que celebramos esta Asamblea, con nuestra vida y nuestros proyectos alterados por la pandemia, y con la Orden comprometida en la tarea de curar, cuidar y acompañar a los enfermos y a quienes sufren las consecuencias sociales y económicas de la crisis.
Gran parte de nuestro esfuerzo como gobierno provincial y como Familia de san Juan de Dios en España deberá orientarse en esta dirección, si queremos ser fieles a nuestra identidad carismática. Deseo dirigir un saludo afectuoso a cuantos siguen afectados por la enfermedad –Hermanos, Colaboradores, Pacientes, Residentes y Usuarios– y a quienes han perdido a personas queridas. Para toda la Familia Hospitalaria que con gran esfuerzo personal e institucional sigue luchando contra la pandemia, una palabra de ánimo y todo el apoyo, con el mayor agradecimiento por tanta entrega.
Al inicio de esta etapa, deseo sinceramente que los pasos que vamos dando hacia esta nueva configuración de la Orden en España posibiliten la continuidad y el fortalecimiento de nuestro servicio a la Iglesia y a la sociedad. Nuestro compromiso, esfuerzo e ilusión son grandes, como grande es la magnitud de la tarea. Nuestra confianza en el Señor nos permite avanzar serenos y firmes en la Hospitalidad que nos une:
Jesucristo es fiel, lo provee todo, a Él sean dadas las gracias.