La fe nos asegura que el Reino de Dios está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias.
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La fe nos asegura que el Reino de Dios está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias.
La fe nos asegura que el Reino de Dios está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; sin embargo, debemos constatar con dolor que también hoy encuentra obstáculos y fuerzas contrarias.