El sufrimiento es una cuestión vital e inquietante para la existencia humana por la convulsión que produce en la persona, respecto de sí misma, de los otros y, si cabe, en la esfera transcendental.
Sigue vigente la reflexión sobre el sufrimiento para captar su complejidad, pero pensar sobre esto implica descubrir y plantear qué deberes éticos nos suscitan la experiencia de sufrimiento. La vulnerabilidad escrita en la raíz humana nos exige una respuesta ética responsable.