Cuando se aborda el tema de la potencial deshumanización de la asistencia sanitaria, una lectura superficial nos puede llevar a pensar que “todo es culpa de la inteligencia artificial (IA)”. La primera reflexión a plantear sería, por tanto, si la digitalización de la medicina es la causa preponderante, o detonante, de la pérdida progresiva de calidez y calidad en la relación clínica. Pero es posible que la respuesta no sea tan simple, y que el reto más “inteligente” sea imaginar cómo, con qué requisitos, puede ayudarnos la IA a recuperar la calidez y la calidad en el trato.