El texto reflexiona sobre la promoción de la autonomía en personas con discapacidad intelectual en contextos residenciales, siguiendo un modelo ético y normativo basado en valores. Define la discapacidad intelectual, según la AAIDD, enfatizando la necesidad de apoyos personalizados para garantizar la participación social y el respeto a los derechos individuales. Destaca avances legales como la Convención de la ONU y la Ley 8/2021, que priorizan la voluntad de las personas con discapacidad. Aborda la vulnerabilidad inherente y social, señalando riesgos como el abuso y la exclusión. Resalta principios éticos como autonomía, dignidad e integridad, así como la importancia de la ética organizativa y el trabajo conjunto con familias y profesionales. Concluye que disminuir la vulnerabilidad requiere estrategias que promuevan la inclusión, personalización y protección en los cuidados asistenciales.
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