La inteligencia artificial (IA) plantea oportunidades y retos éticos al integrarse en la vida cotidiana, desde su uso en medicina hasta reflexiones sobre su impacto en la humanidad. Aunque a menudo se percibe con temor, su desarrollo debe guiarse por principios bioéticos que protejan datos, promuevan la equidad y mantengan la dignidad humana en un mundo digitalizado.
Paralelamente, la bioética enfatiza la humanización y autonomía en la atención sanitaria, abordando dilemas éticos en tecnología, sostenibilidad y justicia social. La formación ética de profesionales y el uso sensible de herramientas digitales son claves para construir una cultura de hospitalidad que priorice el bienestar integral y el respeto a las personas y al medio ambiente.